¿Qué son los cigarrillos electrónicos?
Los denominados “cigarrillos electrónicos” son dispositivos que vaporizan una mezcla de distintos compuestos, habitualmente nicotina, diluida en glicol de propileno y otros agentes químicos o aditivos.
El aspecto de los cigarrillos electrónicos puede llegar a ser muy similar, cuando no casi idéntico, al de los cigarrillos convencionales, pero se pueden encontrar múltiples formas y colores.
¿Qué contienen y cómo funcionan los cigarrillos electrónicos?
Básicamente estos dispositivos funcionan con una pequeña pila, que calienta un líquido que puede contener nicotina (entre 6 y 32 mgs), propilenglicol (un alcohol utilizado de soporte para la nicotina) y diversos aditivos (algunos de los cuales pueden proporcionar diferentes sabores y aromas). La composición puede variar en función de las marcas.
El líquido se calienta electrónicamente sin mediar combustión, y permiten la llegada de las sustancias al sistema respiratorio.
¿Tienen efectos para la salud?
Estudios recientes han descrito efectos adversos a corto plazo similares a los que producen los cigarrillos de tabaco (cambios pulmonares, irritación de garganta y boca, tos y boca seca, úlceras en la boca, mareos, dolor de cabeza y náuseas) y se desconocen aún los efectos a largo plazo de su uso.
Esta Consejería detectó, en 2011 en algunos dispositivos, ciertas sustancias dañinas para la salud (p.ej: dietilenglicol) y mantiene en curso un análisis y seguimiento de las sustancias que se emplean.
La normativa actual especifica el régimen aplicable a la publicidad de estos dispositivos y, en particular, prohíbe que se les atribuya “una eficacia o indicaciones terapéuticas que no hayan sido específicamente reconocidas por un Organismo Público competente”.
Por todo ello, no ha de asumirse que los cigarrillos electrónicos sean inocuos para la salud, especialmente cuando se utiliza nicotina (dada su alta adictividad y toxicidad cardiovascular).
¿Son eficaces los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar?
En tanto no se confirme definitivamente mediante estudios científicos de rigor, o se certifique por un organismo acreditado, no se puede recomendar su uso en nuestro país como terapia sustitutiva para dejar de fumar.
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